viernes, 26 de febrero de 2010

Mirando el paisaje



Un invierno pésimo el que llevamos. Inundaciones, cortes de carreteras, apagones, marejada en la mar... calamidades añadidas a la crisis económica que padecemos desde hace tiempo.

Hasta los bichipenes parecen verse afectados por el temporal. Encuentro dibujitos, pero se traspapelan y se pierden. Los vuelvo a encontrar, pero se estropea el escaner y no puedo subirlos al blog. Arreglo el escaner, pero ahora no funciona el wifi. Instalo el antiguo modem, pero entonces se corta la línea de internet. En definitiva, debo ir retrasando la nueva entrada que tenía pensado subir.

Mientras tanto, ¿qué puedo hacer?: aprovechar un clarito y asomarme por aquí cerca para contemplar un poco el paisaje, que es algo que relaja bastante. Como el bichito del dibujo de arriba.

Después de todo, no es mal plan.

jueves, 4 de febrero de 2010

Los vagos del Sur

Por esta vez me permito piratear un pequeño texto para complementar el dibujo del post. Puede tomarse tan sólo como una cita, pero por si algún delator de la SGAE, esa organización que pretende ponerle puertas al campo de la trasmisión cultural, en un exceso de celo pretendiera reprobarme, aduzco que encontré el dibujo en una página del ejemplar que poseo del libro En defensa del decrecimiento, de Carlos Taibo, precisamente junto a la cita de Ridoux que reproduzco. Porque la relación entre dibujo y texto me parece evidente e interesante, recurro al copiado íntegro de éste.


"En un pequeño pueblo de la costa mexicana un norteamericano se acerca a un pescador que está a punto de echar su siesta y le pregunta: "¿Por qué no dedica usted más tiempo a pescar en el mar?" El mexicano responde que su trabajo cotidiano le permite atender de manera suficiente a las necesidades de su familia. El norteamericano pregunta entonces: "¿Qué hace usted el resto del tiempo?" "Me levanto tarde, pesco un poco, juego con mis niños, echo la siesta con mi mujer, por la tarde quedo con mis amigos. Bebemos vino y tocamos la guitarra. Tengo una vida plena".



El norteamericano le interrumpe: "Siga mi consejo, dedique más tiempo a la pesca. Con los beneficios podrá comprar un barco más grande y abrir su propia factoría.. Se trasladará a la ciudad de México y luego a Nueva York, desde donde dirigirá sus negocios". "¿Y después?", pregunta el mexicano. "Después su empresa cotizará en bolsa y usted ganará mucho dinero". "¿Y después?" Replica el pescador. "Después puede jubilarse, vivir en un pequeño pueblo de la costa, levantarse tarde, jugar con sus hijos, pescar un poco, echarse la siesta con su mujer y pasar la tarde con sus amigos, bebiendo vino y tocando la guitarra".



N. Ridoux, La decroissance pour tous.