domingo, 8 de noviembre de 2009

Una de gore

A nadie van a asustar. Quieren provocar miedo al modo de las escenas macabras del cine de terror. No lo consiguen. El público disfruta con el tomate, las sierras mecánicas, los efectos especiales. Pero nadie se cree ese cine falso y efectista sólo apto para un público juvenil. Sus fieles disfrutan de las escenas violentas y macabras que provocan más risas que gritos de terror.

Porque estas escenas truculentas a nadie engañan. En el fondo sabemos que el verdadero horror lo produce la realidad.



Esa realidad que suele estár lejos de nuestros hogares, en barrios que ni siquiera conocemos, en otros países, en otros lugares.



Que está en el hambre, en los desplazados, en la represión, en los golpes de estado, en las tiranías, en los guetos, en los marginados.



Las pelis de terror, y quizás también este teatro efectista que han montado los bichipenes en estos últimos dibujos, funcionan porque son capaces de exteriorizar algunos de nuestros remotos e íntimos temores: el miedo a ser herido, asesinado, muerto. Pero los exteriorizan de tal manera que el espectador sólo siente un miedo pasajero, amortiguado por el hecho de que las cosas le están pasando a un personaje ficticio, inventado, irreal. El énfasis exagerado de la salsa de tomate es necesario para constatar la virtualidad de la escena. Es como un sueño, pero en todo momento debemos saber que estamos soñando. Y como si se despertara de una pesadilla, se siente un alivio reparador al comprobar que todo el horror se desvanece cuando acaba la función.

Algo queda a veces, sin embargo. Pero sólo cuando en vez de actores vemos a personas reales que son víctimas de la violencia real, fuera del cine, fuera de las pantallas de televisión, fuera de los medios de comunicación, entonces, sólo entonces, se experimenta un miedo terrorífico de verdad.



16 comentarios:

V dijo...

(

No se me ocurre otra cosa ahora mismo.

(

aus dijo...

Eso ya es algo, Vero.

Salud, y a+

Iris dijo...

¿Sabes? Después de un tiempo te acostumbras, es como si te hubieran inmunizado contra el miedo.

Me tocó vivir la época en la que Pablo Escobar y los extraditables pregonaban que preferían una tumba en Colombia que una cárcel en USA, en aras de ese pregón y para presionar al gobierno de turno a no firmar el tratado de extradición explotaban bombas en cualquier parte, principalmente en sitios públicos como bares y restaurantes, o pagaban $100.000 (creo que esa era la suma) por policía muerto.

Como te decía, al principio nos moríamos del susto y nadie salía de sus casas a reunirse en sitios públicos, ni que decir del que nos daba si se tenía la desgracia de toparse con policías, les huíamos despavoridos por miedo a que nos pillara la balacera en medio.

Pero con los meses el miedo fue pasando y empezamos a creer que de nada servía refugiarnos en casa, pues a veces las bombas estallaban tan cerca de las urbanizaciones, que sus habitantes eran los más afectados; nos convencimos que era cuestión de suerte si te tocaba o no, así que volvimos a hacer nuestra vida normalmente hasta que ese infierno pasó.

Luego reapareció la guerrilla con más fuerza y enfiló sus ataques cobardes no sólo contra las estaciones de policía, también contra la población civil, la mayoría campesinos y gente de pueblo indefensa ante tanta barbarie, dinamitaban pueblos enteros "reinvindicando derechos", nunca supe cuáles.
Para que te hagas una idea de como era la situación, te diré que del ataque del 11S lo que más me impresionó fue la respuesta de mi hijo de 10 años cuando le pregunté al llegar a casa si en el colegio habían visto la noticia, me contestó: Si, y no me explico porqué tanto alboroto por un par de edificios cuando aquí estallan pueblos enteros y nadie dice nada...

Después cambiaron de estrategia y empezaron "las pescas milagrosas" hacían retenes en cualquier carretera del país y al que estuviera de malas lo secuestraban, llegaron a pedir rescates tan bajos (comparados con los que pedían por alguien que si tenía dinero) que daban grima, así que tampoco pudimos volver a viajar tranquilamente por tierra.

Pero ahí no paró todo, en respuesta a esa problemática y a que el gobierno de turno no hacía nada para detenerlos surgieron los grupos paramilitares y ahí si fue Troya. La BARBARIE, el HORROR y el MIEDO empezaron a escribirse con mayúsculas. Cada quien cuenta el paseo como le fue, pero la mayoría ni siquiera pudieron contar el cuento.
Llegaban a los pueblos señalando a dedo "los colaboradores o auxiliadores de la guerrilla", algunos no lo eran y los que si, no lo hicieron por gusto, lo hicieron obligados, porque les tocó prepararles comida o entregarles lo poquito que tenían para que no los mataran; y ahora llegaban éstos otros acusándolos de "colaboradores".
Los sacaban de sus casas y los mataban delante de sus mujeres e hijos, en algunos sitios, los más sanguinarios los torturaban matándolos a punta de motosierra y luego les cortaban las cabezas y jugaban fútbol con ellas.

Esa situación, el estar en medio de un conflicto armado que nada tiene que ver con ellos fue lo que provocó el desplazamiento, ahora no tengo idea a cuantos asciende el número, pero la última vez que vi una estadística eran algo más de tres millones y medio.

Hoy por hoy, en Colombia se vive una relativa tranquilidad, al punto de que cuando el noticiero no presenta masacres, combates o similares, se hace soso, las noticias versan sobre el hueco que hay en una autopista o un choque de vehículos y las secciones deportiva y de farándula copan el resto.

Lo dicho, desgraciadamente ya estamos inmunizados...

Discúlpame todo el rollo, habitualmente no soy así pero hay días en que somos...

Un beso multicolor

Novicia Dalila dijo...

Es cierto que el horror es real en la vida diaria. Está en las miserias de los desfavorecidos, en el hambre que nos muestran en la tele, en la enfermedad que, por mucho que digan, no se vive igual con pasta o sin ella. Tampoco se muere igual si tienes dinero o no.
Es cierto lo que dice mi parcera, que estamos inmunizados, que nos acostumbramos, que tenemos callo....
No es igual ver a los bichipenes partidos por la mitad, con cara de dolor... sufriendo. Es evidente que sufren, y aunque no es lo mismo, el "padre" de estas criaturas, igual que es de tantas otras, puede reflejar en sus expresiones, en sus gestos, el dolor que quiere que transmitan.
El arte ha sido siempre un gran vehículo para transmitir sentimientos. No se huele la sangre, pero se siente a través de las obras...

Un beso y feliz semana, Ausss

aus dijo...

Hola, Iris. Es muy dura la situación que describes. Padecerla debe de ser terrible.

La violencia en Colombia parece interminable a pesar de que, según dices, ahora se viven momentos de relativa calma. Lleváis muchos años así, y aparte de las víctimas directas, que son muchas, vuestro pueblo ha sufrido el desplazamiento forzoso y la expatriación de millones de ciudadanos. A la violencia de origen político y social hay que añadir la delincuencia organizada, que también se cobra numerosas víctimas.

No creo que los que no la hemos vivido podamos entender cómo se sobrelleva esa amenaza constante. Supongo que ese acostumbrarse del que hablas tiene matices difíciles de apreciar desde la distancia. La vida cotidiana se abre paso a través de las mayores dificultades, y nuestro poder de adaptación y supervivencia nos impulsan a seguir viviendo aún sin entender nada de lo que nos rodea.

Recuerdo que un amigo pasó un año en Colombia durante los primeros 90. Tenía una beca para preparar allí una exposición de pintura. Cuando pasaron unos meses volvió para contactar con su galerista. Venía totalmente desquiciado y depauperado físicamente, medio enganchado a la cocaína, sin un duro porque se lo habían robado todo y con un aspecto muy extraño, pues se había tenido que teñir de moreno hasta las cejas -era pelirrojo- para pasar desapercibido y evitar que le atracaran cada vez que salía a la calle. Le aconsejamos que no volviera, pero volvió: supongo que se había acostumbrado, que llegó a ver aquello como una situación normal o tal vez inevitable.

Ojalá la dinámica social y política cambie algún día, aunque la militarización de la zona por parte de EEUU no augura nada bueno. Es conocido el desinterés del Imperio por atajar la raíz de los problemas y su tendencia a combatir la violencia con más violencia.

Dlaila: donde tú vives, algunos mayores que vivieron los bombardeos del 36 saben bien lo que es acostumbrarse a situaciones imposibles. La cotidianidad aparecía y desaparecía de las calles al toque de las sirenas. Toda la ciudad se inmunizó contra el terror de las bombas y soportó con normalidad el interminable y criminal asedio. Siempre he admirado eso: la capacidad de sobreponerse y luchar contra las calamidades que tienen algunos pueblos como el madrileño.


El artista expresa su propio dolor cuando quiere expresar el ajeno. Es difícil para el arte ser testigo objetivo de lo que ocurre realmente fuera de la mente del artista. Admiro a fotógrafos y reporteros como el recientemente premiado Gervasio Sánchez porque son capaces de desaparecer ellos mismos de su obra para mostrar el aspecto objetivo de la miseria del mundo.

Muchos besos para las dos.

Malo Malísimo dijo...

Aus, de ausente, de austero de auspiciador... ¿qué es el dolor? ¿qué es un drama? ¿cuanto vale una vida humana? ¿Aquí la valoramos en su justa medida o en demasía? ¿cuanto vale en el Chad, o en Etiopía? En Somalia además de Piratas también existen aún esclavos...
Aquí luchamos por la igualdad efectiva de hombres y mujeres ¿sería posible en Yemen o en Arabia Saudí? Ni me lo planteo en Nigeria... Nos desayunamos con muertes y asesinatos comemos con chorizadas inmensas, cenamos con la lista de muertos en carretera... ¿ y luego pretenden asustarnos con pelis de miedo? ¡¡¡Estamos locos!!!

María dijo...

¡¡Me habéis acongojado de verdad, IRIS y AUS!!

A veces, parece increíble la cantidad de sufrimiento que a algunas personas les toca padecer en esta vida. Y es verdad, como dices tú AUS, lo admirable que resulta ver, como a pesar de todas las calamidades y horrores, que algunas personas deben soportar, se sobreponen y tiran para adelante, por ellos y por los suyos.

A pesar de todo, el instinto de supervivencia del ser humano es infinito. A veces pienso, que nosotros los afortunados, no tenemos derecho a estar ni un minuto tristes. Pero también es verdad, que al lado de esas fortalezas humanas, luego estamos los normaluchos, los que una ráfaga de viento parece que ya nos tumba, y siempre me acuerdo de una cosa que dice mucho mi madre...¡¡Que nunca te den todo lo que eres capaz de soportar!!...En fin, eso...
¡¡Que nunca nos lo den!!

Y mira, hablando de mi madre. Cuando ella tenía 25 años (ahora tiene 76) hizo un viaje por Europa, en el que conoció a una chica de Colombia,Lucero, concretamente de Medellín. Jamás se volvieron a ver y sin embargo a lo largo de estos 51 años, se han estado carteando cada mes, contándose una a la otra su vida. Ella también le ha descrito la barbarie que describe IRIS, hasta en tiempos nos escribimos también las hijas de ambas, pero yo en eso, no me parezco nada a mi madre y les perdí la pista. Pero ellas ahí siguen, 51 años de cartas entre Colombia y España, casi me emociono... Mira tú que idiota :((
En fin, que me he acordado de esto al leeros.

No te he dicho nada de tus muñequitos AUS, el que más me impresiona es el segundo, parece estar arrodillado instantes antes de su ejecución y a su lado uno torturado colgado de los pies...

¡¡Voy a respirar hondo y a cambiar el chip, que esto no puede ser!!...

Mira, me has dejado tan alucinada al decirme que te gustaban Los Ramones (ya estás colocado en esa versión:)) y esto está tan tristísimo, que te he traídoEL CALUROSO SOL DE CALIFORNIA A TU BLOG

Para ti y para todos, da gusto ver lo bien que funciona el sol de MALO, ahora.:))

Muchos, muchos besos para todos

aus dijo...

Hola, María y Malo.
Yo creo que los que sufren (pobreza, violencia, exclusión social, explotación, desplazamientos) son muchos más que los que disfrutan de las ventajas de nuestro mundo desarrollado. Creo que este hecho constatable es una prueba evidente de que el sistema global es defectuoso y nocivo.

Esta mañana escuchaba en la radio una iniciativa encaminada a conseguir juguetes para los niños de los países pobres. La forma de contribuir a la campaña consiste en la compra de un bolígrafo solidario, lo que se puede hacer a través de algunas empresas colaboradoras como Repsol, que los distribuye en sus gasolineras. Es paradójico que una multinacional como Repsol, que negoció sin grandes escrúpulos la compra a bajo precio de gran parte de los recursos energéticos de países como Bolivia, los cuales ahora explota para su exclusivo beneficio, participe tan solícitamente en campañas como ésta. Me parece una postura hipócrita y estrafalaria, es decir, me parece una impostura.

Tenemos que hacer mucho más por esos niños aparte de comprar un bolígrafo por un euro. Nuestra responsabilidad es seria. ¿Soluciona algo el que algunos críos nacidos en países pobres tengan estas navidades un juguete?¿Tendrán acaso una casa donde poderlos guardar? Es lamentable que algunos crean que ese tipo de cosas es lo único que puede hacerse para luchar contra la miseria.

Mi opinión es que hay que atajar los problemas desde su raíz. Habría que empezar por cuestionar el sistema económico que hace posible el mantenimiento de las desigualdades. Creo que ese es el peliagudo tema.

En fin, aunque parece lejano, espero que algún día todo el mundo pueda ver ese arcoíris del que habla Maria en su blog. Gracias, María, por la canción de los Ramones: hacía tiempo que no la escuchaba. No viene mal un poco de aire fresco en medio de tan oscuras reflexiones. Y disculpad si me he salido un poco del hilo de vuestros comentarios.

Saludos cordiales para los dos.

V dijo...

No sé yo si será posible esto último que dices Aus, ojalá, pero mientras haya tanta gente que piense como esta tía. Y mira que los hay a porrillo... por desgracia.

Me abstengo de poner un vídeo que me has recordado al decir esto: "Admiro a fotógrafos y reporteros como el recientemente premiado Gervasio Sánchez porque son capaces de desaparecer ellos mismos de su obra para mostrar el aspecto objetivo de la miseria del mundo." porque no quiero herir sensibilidades más que nada. Ya te lo envío por correo si eso, da qué pensar un rato largo.

Besines.

aus dijo...

Vero, me gustaría que colgaras aquí el vídeo. Nunca viene mal un meneo a nuestras conciencias. Heridos estamos ya, y curados de espantos, desgraciadamente. Si no somos capaces de remediarlo, al menos tenemos que presenciarlo, aunque sea a través de un vídeo.

En cuanto a lo de la "tía esa", estoy de acuerdo con el autor del artículo en su crítica al darwinismo social, tan utilizado últimamente para justificar el darwinismo económico. Los neoliberales pueden decir misa, pero los resultados de su sistema rebelan al personal y lo hacen insostenible. En realidad, si no fuera por la violencia ejercida de muy diferentes formas, sobre todo con la fuerza militar, claro, el sistema se habría descontrolado hace tiempo.

El positivismo y su razón instrumental dieron mucho juego al fascismo. Ahora los liberales demócratas quieren recuperarlo para explicar que las angosturas de la crisis han sido necesarias como un reajuste que fortalecerá el sistema. Pero ya se vió que utilizar ese tipo de anteojeras cientificistas lleva por mal camino. La sociedad no la conforman los genes, sino las condiciones materiales en las que se desarrolla. Recuerdo cuando se decía que los españoles éramos una raza que llevaba en la venas la necesidad de un caudillo.
Conmovedor ¿no?

En fin, Vero, espero ese vídeo. Muchos besos.

V dijo...

Ahí queda pues :s. Me lo recordaste, aunque la reflexión sea otra.

Un besito, Aus.

Malo Malísimo dijo...

Que somos unos puñeteros hipócritas, no tiene solución. Hemos tenido la suerte de caer del lado bueno y ponemos nuestros buenos sentimientos, nuestros dineros y de cuando en cuando nuestra presencia, pero nada más. Ahora la Empresa Imaginariun organiza una campaña solidaria, hacesun paquete con una caja de zapatos metes un par de juguetes le pones papel de regalo y ellos lo llevan a Áfríca, Etoo quiere llevar Zapatos... cuando vamos a llevar la paz, la cordura, la compasión, la verdad, ¿cuando vamos a devolver lo robado? ¡Y nos decimos Soldarios!

María, ¡cuanta razón tiene tu madre!, ¡Cuanta razón! ¡que nunca te llegue todo lo que puedes aguantar, porque no sabes hasta donde llegamos! Yo por desgracia hace varios años pasé por ese infierno y si nos viésemos y con el bueno de Aus nos fúesemos de juerga y cachondeo, y en un descuido mio me mirases al fondo de los ojos, verías una tristeza infinita, una pena que no tiene cura, ahora mismo una nube acuosa llena mis ojos, una sonrisa acude a mi boca y un escalofrío recorre mi cuerpo. Algún día te lo contaré y te lo mostraré y lo entenderás. ¡Que nadie tenga que soportar lo que puede aguantar!

María dijo...

¡¡Bueno me habéis dejada impresionada, cada uno, por una cosa distinta!!

AUS,
Yo pienso como tú, lavamos nuestras conciencias frente a tantísima miseria como nos rodea, comprando cuatro bolis o haciendo un par de donaciones, cuando eso no son más que tiritas para un cáncer.
Lo que ocurre es que tristemente, una gran mayoría piensa como la contertulia del artículo de VERO.
Desde pequeños entrenamos a nuestros hijos para competir por ser los mejores, los más brillantes, los que mejores notas saquen, proyectos de vencedores exitosos, en el que lo único que se premia es el logro material. A todo el mundo le importa tres, si un niño es noble, generoso o sensible, sino pasa del 5, simplemente es uno más del montón y esto, hace que nuestra sociedad crezca bajo estas bases.
Ves un mendigo en la calle y si le vas a dar algo te dicen -No seas idiota, que trabaje- Nos paseamos con súper cochazos y vamos como globos de inflados cuando se nos tenía que caer la cara de vergüenza. Por eso que, AUS, no son sólo las multinacionales unas hipócritas, lo somos todos.

Vamos yo, la primera. He tenido la suerte de estar en sudamérica de vacaciones varias veces y se me revolvía el estómago de ver la de comida que se tiraba en los súper hotelazos en los que estábamos, llenos de guardias de seguridad porque al rededor se los comía la miseria y a pesar de que en pequeñito ayudé a quien pude, me parecía demencial estar colaborando a que a mis hijos vieran que ellos tenían algo especial frente a los otros pobres.
Siempre les digo, pura suerte, el azar ha hecho que estés a un lado de la raya, pero sólo eso, no tenemos ningún derecho a mirarles y cerrar los ojos, pero lo hacemos, ya lo creo que lo hacemos.
Pero yo no sé como se puede cambiar esto.

VERO,
El vídeo lo conocía, pero fíjate, la primera vez que lo vi, pensé: Debe ser horrible ver morir frente a ti a un ser humano, pero debe ser absolutamente imposible de superar, pensar que a lo mejor pudiste ayudarle a salvar la vida y por una centésima de segundo, pusiste tus intereses delante de los de su vida. Cuando lo veía entendía perfectamente lo horrible que se debió sentir esa fotógrafa, vamos yo le tiro la cámara, me agarro a sus pantalones o hago lo que sea por ayudar a aquella niña que se lo suplicaba con la mirada, bueno, eso creo, sentada aquí a gustito claro.

Muchos besos para los dos

Sigo abajo, contigo MALO...

María dijo...

MALO,

De verdad que me parte el alma leerte lo que te he leído. Pero ¿De dónde te viene tanta pena?
Fíjate, cuando medio desapareciste, recuerdo que comentabas que te estaba atacando el otoño o los 50 que ibas a cumplir.

Pero a medida que te he ido viendo comentarios, pensaba este MALO, ya está en plena forma. Por eso, me da a mi también mucha pena pensar que sólo es un espejismo.

Cuando alguien pasa por un hundimiento emocional, casi siempre tiene un componente fisiológico y otro íntimo y personal. Hay que curar el cuerpo para que la mente se sobreponga y yo creo que con ayuda "SI QUE TIENE CURA, MALO".

Yo soy muy positiva, pero a la vez soy una sensible casi enfermiza, me afecta todo lo habido y por haber, pero jamás he sufrido una depresión porque me agarro a lo que sea, para ver el lado positivo de todo, hasta lo peor tiene algo bueno.

A veces esa incapacidad de apreciar lo que nos rodea en lo que de verdad vale, nos hace centrarnos en lo negativo y esa es una visión tan falsa, como vivir en el mundo de Yupi.

MALO, sabes, a mi lo único que me ayuda, es desahogar, lloro mucho y hablo como una cotorra y después es como si me hubiera dado una ducha por dentro.

Así que busca con quien desahogar esa pena, y si la agarras por los pelos, saldrá seguro. Yo no sé si te sirvo, si quieres te dejo mi e-mail, de verdad, si te puedo ayudar cuenta conmigo. Pero estoy segura que toda la gente que te quiere y te rodea estaría encantad de escucharte y ayudarte a sacar eso.

Un beso grandísimo MALO y ¡¡ANIMO!!
Tendré que dejarte más vídeos en el blog de...
"Hacuna matata", seré la loca de la blogosfera pero no importa :))


Discúlpame el rollo, por favor, AUS y más besos para ti. ¿Me entiendes verdad?

aus dijo...

Vero, es cierto que los reporteros de guerra también tienen lo suyo. El vídeo lo expresa bien.

La fotografía de guerra es una mercancía que se compra y se vende (otra vez el mercado libre), con todas las miserias que eso conlleva. A un conflicto en el que mueren unos pocos soldados o mercenarios americanos pueden acudir cientos de reporteros, pero no acudirá ninguno a otro lugar donde mueren todos los dias decenas de personas de hambre, porque eso no aumenta las tiradas de los periódicos.

Además, los intereses económicos propios de los medios se solapan
con los intereses de sus dueños. La consecuencia es eso que algunos llaman desinformación istitucionalizada, y de ahí surgen los mercenarios de la desinformación.

A pesar de todo, creo que hay francotiradores de la prensa y la fotografía que actúan, o al menos lo intentan, con una moral coherente.

Malo, te preguntas cuándo vamos a devolver lo robado: cuando la mayoría se de cuenta de que lo hemos robado y de que nosotros mismos somos vítimas de otro robo, el de nuestra conciencia social. ¿Nos lo tendrán que enseñar desde fuera porque aquí lo que hemos desarrollado es una ceguera descomunal? Yo tengo grandes esperanzas en los países latinos: creo que la vanguardia sigue viva allí, no sin serias dificultades, por supuesto.

Siempre estaré con los que han sufrido, Malo.

Saludos, Vero y Malo.

aus dijo...

María, no te tengo que disculpar nada. Creo que Malo se merece tu consuelo, el mío y el de todos los que le apreciamos. Para eso estamos.

Muchos besos.